Sensatez, virtud de algunos pocos nada más, el que no la posea se castiga a si mismo viviendo en una realidad enclaustrada. Cuando se pierden los modelos a seguir, los valores por los que vivir, ¿qué nos queda? ¿En qué creer?
En los seres humanos que quieren controlarnos, regir nuestras vidas aprovechándose de nuestras emociones y deficiencias intelectuales, presentándonos una pantalla, una realidad imaginaria incuestionable.
O por otro lado creer en nosotros mismos, nuestra voz interior. Somos los únicos capaces de hacer que los engranajes de nuestro alrededor giren. Pensar y reflexionar que todo puede suceder por uno mismo te concede un poder inimaginable, una capacidad extrema.
Los buenos hechos, los golpes de suerte, los crea cada uno.